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Las pantallas y el desarrollo infantil temprano

La infancia se construye sin pantallas, no frente a ellas.

Vivimos en una era en la que es común escuchar que muchos fueron criados frente a las pantallas sin consecuencias en la adultez, comparando las pantallas de antes con las de ahora. Sin embargo, las tecnologías actuales han evolucionado significativamente. Las pantallas modernas no solo entretienen; están diseñadas para captar y retener la atención de manera constante. Este cambio ha traído implicaciones importantes en el desarrollo infantil, superando lo que generaciones anteriores pudieron experimentar, y su impacto en los niños no es insignificante.

Niña pequeña mirando fijamente una tablet con la pantalla encendida, ilustrando el uso de pantallas en la primera infancia.

¿Por qué debemos hablar de pantallas en la infancia?

Como mencionamos en nuestro artículo de blog de 2022, ¿Qué hacer si mi hijo está adicto a la pantalla?, el diseño y el contenido de las pantallas actuales tienen un efecto directo en el cerebro en desarrollo y, por lo tanto, en el desarrollo infantil.  Es fundamental que, como comunidad, meditemos sobre este asunto y tomemos decisiones conscientes para el beneficio de las futuras generaciones.


¿Qué hace que las pantallas sean tan irresistibles?

En situaciones de cansancio o frustración, es común usar las pantallas como un recurso rápido para tranquilizar a los niños. Lo alarmante es que esta solución temporal puede transformarse en un hábito que los niños comienzan a demandar, a menudo con rabietas.


Esto no sucede porque las pantallas sean solo "entretenidas", sino porque están elaboradas para ser extremadamente adictivas.  Colores intensos, ruidos atractivos y gratificaciones instantáneas estimulan el cerebro, activando sistemas de recompensa similares a los de otras dependencias.   Para un cerebro en desarrollo, estas experiencias son difíciles de resistir, creando patrones de dependencia desde la infancia.


La normalización del uso de pantallas en la infancia

Hoy en día, el mercado ofrece dispositivos creados especialmente para captar la atención de los niños:  tabletas con formas de muñecos, más vehículos con pantalas incorporadas y una gran variedad de aplicaciones que aseguran "estimulación educativa".  A pesar de que aparentan ser inofensivos o incluso útiles, estos productos facilitan una exposición temprana innecesaria que puede afectar el desarrollo de habilidades fundamentales.  La Asociación Española de Pediatría (AEP) señala que esta exposición no es neutral, ya que puede desplazar actividades esenciales como el juego libre y las interacciones humanas que favorecen el desarrollo cognitivo y socioemocional.


El costo invisible de las pantallas:

  1. Interrupción del desarrollo natural:

Los primeros años de vida son cruciales para desarrollar conexiones neuronales a través de experiencias multisensoriales y vínculos humanos. Las pantallas no solo desplazan estas oportunidades, sino que también pueden afectar el lenguaje, el sueño, la creatividad, la atención y la regulación emocional. La Academia Americana de Pediatría (AAP)  advierte que el tiempo de pantalla excesivo puede estar relacionado con trastornos del sueño y déficits en habilidades lingüísticas y sociales.


  1. Formación de hábitos perjudiciales

Al utilizar las pantallas para tranquilizar o entretener, los niños acaban confiando en ellas para manejar emociones como el aburrimiento o la frustración, limitando su capacidad para desarrollar la autorregulación. Según la AEP, este patrón puede perpetuarse, afectando el desarrollo emocional y la capacidad de los niños para enfrentar desafíos sin depender de estímulos externos.


  1. Un ambiente creado para la dependencia

La disponibilidad de dispositivos dirigidos a niños pequeños refuerza la idea de que es normal y hasta necesario su uso, cuando la evidencia muestra que la primera infancia debería ser un periodo sin pantallas. Tanto la AAP como la AEP coinciden en que la exposición temprana a pantallas es innecesaria y puede tener consecuencias negativas a largo plazo.


Pantallas y desarrollo infantil — Un llamado a la conciencia común

No se trata de demonizar la tecnología sino de comprender su rol en el desarrollo infantil. La primera infancia es una etapa donde cada experiencia ayuda a establecer las bases de la personalidad, las habilidades cognitivas y la relación con el entorno. Permitir que las pantallas ocupen un lugar central en esta etapa no es una decisión sin consecuencias.

Como sociedad, debemos cuestionar la normalización de estas prácticas y optar por alternativas que prioricen el bienestar de los niños. En lugar de pantallas, fomentemos espacios donde puedan explorar, crear y relacionarse cara a cara con quienes los rodean. La conciencia es el primer paso hacia el cambio.


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